sábado, 17 de noviembre de 2012

La panadería, el dulce y ella.


La furgoneta negra de cristales tintados de negro se detuvo frente a la panadería.
Adrián baja corriendo del automóvil y corre hasta el interior de la tienda para protegerse de la lluvia que los molesta desde hace tres días y les ha fastidiado el fin de semana.
- Este chico siempre tiene hambre - dice Leo encendiendo la radio. Ponen su canción favorita. El chico le sube el volumen y canta todo lo fuerte que puede
1 With A Bullet , de 2Pac. 
El resto mira hacia la panadería, esperando con ansia a su amigo para poder seguir su camino.
Una chica corre hasta estar debajo del toldo de la panadería para no mojarse. Se quita la capucha de la cara. Todos pegan la cara a las ventanas para verla mejor.
Adrián sale entonces de la panadería con un dulce envuelto en papel color beige.
- Hola - le dice sonriendo.
Ella ríe.
- Hola - contesta algo confusa.
- Adiós.
- Adiós - repite ella antes de volver a reír.
Adrián corre al interior de la furgoneta.
- ¿La vistéis? - les pregunta a los demás.
- Sí - todos sonríen picaros al ver su cara de atontado al mirarla.
-  Tiene una sonrisa preciosa y su risa... su risa es...
- Ahora mismo no parece muy contenta - señala uno de ellos. Todos la miran de nuevo.
Efectivamente, parece gritarle a alguien por su teléfono móvil. Después de unos minutos más así, guarda el móvil con enfado.
Sin pensarlo dos veces, Adrián sale de la furgoneta y corre junto a la chica.
Leo tiene que frenar repentinamente porque estaba arrancando cuando el chico saltó del automóvil en marcha.
- ¡Voy a matarlo! - asegura enfadado y asustado.
Adrián se acerca y la saluda de nuevo. Ella contesta un poco más arisca.
- No he podido evitar ver que estás enfadada - le dice. Ella asiente - ¿Puedo saber porqué?
Ella lo mira sin saber si contestarle o no, no lo conoce. 
-Mi padre no puede llevarme al instituto y ya voy tarde y... no tengo dinero para el autobús - dice finalmente.
-¿Puedo ofrecerme a llevarte?
-¿Lo dices en serio?
-Sí.
-¿De verdad? - la chica no cabe en su asombro.
Él asiente y ella sonríe ampliamente. Rebosa felicidad y alivio. Él no puede evitar imitarla. Está totalmente hipnotizado.
Él corre a la furgoneta y ella lo sigue sin dejar de estar sorprendida.
La hace pasar. Se lleva un enorme susto al ver que allí hay cuatro chicos más.
- Hola - saluda con timidez.
- Hola - la imitan de la misma forma los ellos.
Adrián le señala un asiento libre y ella se sienta, él se sienta a su lado.
- ¿Dónde está tu instituto?
- En el centro... es complicado llegar en coche... - dice ella mordiéndose un labio. Adrián tiene que esforzarse por no lanzarse a sus brazos al verla.
- Nuestro chofer conoce la ciudad como la palma de su mano, sabrá como llegar- bromea uno de ellos.
- ¡La próxima vez que me llames chofer te meto la cabeza por...!
- ¡Calla, chofer, hay una dama delante! - lo interrumpe el mismo de antes.
Uno de los chicos, que está concentrado en su teléfono móvil ríe. Una leve risa en la que nadie se fijo, nadie salvo la chica.
- Bueno, ¿cuál es tu instituto? - se apresura a preguntar Adrián.
Después de indicarle la dirección del instituto, por fin arrancan. Ella suspira aliviada y sonríe. Todos lo hacen, adorando esa sonrisa.
Se hace un silencio incómodo entre ellos hasta que ella lo rompe:
- Esto... ¿cómo os llamáis? - dice divertida.
- Alberto - dice uno rápidamente, es el que se había metido con el chico que conducía.
- Mario - dice el chico aún concentrado en su móvil.
- Guille - dice uno de ellos que está mirando por la ventana, ella no puede evitar perderse en sus preciosos ojos azules. Alberto se da cuenta y habla:
- El simpático chico que te ofreció su ayuda es Adrián.
Él la mira y ella lo mira. Vuelve a sonreír como señal de gratitud.
- Y el chofer no es otro que Leo.
- No me llames chofer, que como me dé por dar un giro brusco sales despedido por la ventana.
Mario vuele a reír por lo bajo.
- ¿Y tú, cómo te llamas?
- África.
Adrián la mira pasmado. África. A pesar de ser un nombre español, es la primera vez que lo escucha en una persona.
- ¿Te van bien los estudios? - le pregunta Leo.
- Sí, bueno, yo lo intento, pero tengo muchas actividades...
- ¿Qué clase de actividades? - la interrumpe Adrián.
En lugar de parecer molesta, ríe ante la curiosidad del chico.
- Canto en un coro.
- ¡En un coro! ¿De verdad?
- Sí - sonríe mostrando sus blanquísimos dientes - uy, el instituto - dice viéndolo desde la ventana.
Leo se para para dejarla bajar.
- ¿En qué curso estás? - pregunta Guille.
- En segundo.
Todos ponen mala cara unos segundos o se tensan. Adrián sigue mirándola, prendado.
- Bueno... - empieza a decir ella mientras se aleja unos pasos.
- ¡No, espera! - la detiene Adrián - ¿Tienes hambre?
- Pues no he desayunado hoy...
- Espera - se gira y coge la palmera que ha comprado veinte minutos antes y se la tiende - toma.
- Yo... no...
- Cógela.
- Pero...
Él asiente, para convencerla y después de varios segundos de pensárselo, la coge lentamente.
- ¿Gracias? - dice ella aún confusa.
- De nada.
- A-adiós.
- Adiós, hasta pronto.
Ella se aleja y entra en el instituto.
Alberto tiene que empujarlo dentro de la furgoneta para poder cerrar la puerta porque su amigo no deja de mirar a la chica marcharse.
Adrián se sienta pesadamente en su asiento.
- Es perfecta - dice con la mirada perdida.
- Sí, y también es una cría.
- No lo es.
- Adrián, está en segundo de la eso y tú en segundo de bachiller - le dice Guille - te aseguro que no es fácil. Yo he tenido muchas relaciones así.
Pero él no hace caso. Está demasiado concentrado en ella, en su forma de reír, esa maravillosa sonrisa y sus ojos, sus ojos verdes, en los que se ha perdido cada vez que la ha mirado.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola. Disculpa las molestias pero queria escribirte para pedirte un sencillo favor. No tomara en realidad mucho tiempo. Queria saber si por casualidad sabes el nombre real de la persona que interpreta al personaje "Ernesto".

Seria genial que pudieras ayudarme con eso. Por cierto una buena historia, entretiene en momentos de aburrimiento.